Rara (2016)
Película latinoamericana ganadora del Festival de Cine de San Sebastián. Opera prima de Pepa San Martín como directora, nos involucra en la mirada de una niña de trece años (Sara) que observa el mundo desde el interior de una familia comandada por dos mujeres. Está inspirada en el caso de la jueza Karen Atala, que perdió la tuición de sus hijas por ser lesbiana. El camino fácil para abordar la historia hubiese sido ubicarse dentro del cine de denuncia, militante y activista de las minorías sexuales. La dirección de San Martín, en cambio, opta por una mirada a la clase media chilena, mostrando los prejuicios que la guían, asimilados del pensamiento de sectores más acomodados y conservadores. Esta «rara» familia intenta pasar piola y no molestar al resto de la sociedad. Eligieron al Liceo Manuel de Salas (lo sitúan en Viña del Mar) como representante de esa clase media y donde, según parece, existe bastante tolerancia al tema homosexual, salvo en sus autoridades (no sé si será así en la realidad, aunque sin lugar a dudas, el Manuel de Salas es parte de la clase media chilena). En el guion colabora Alicia Scherson, cuyas historias siempre asombran desde un férreo punto de vista (recordemos «Play», «El futuro» o «El bosque de Karadima»). Sentimos los murmullos de los compañeros, de la madre y del padre desde la mirada de Sara, adolescente sin una clara posición ante el conflicto, entregada a lo que dictamine un tribunal o su padre, sin oponer mayor resistencia. Nica, la gatita que adoptan las niñas, es esterilizada y nadie le pregunta; a Sara y a su hermana tampoco, simplemente el padre las aparta de su madre a través de un dictamen judicial. Él tiene un pasar acomodado y quizás su hija no calza con su moral conservadora, dice estar preocupado por su hija, pero acaso prefiere higienizar su entorno social. Hay gran mérito en la dirección de actores, la cotidianidad fluye de manera natural, y habría que felicitar a la productora por un casting muy acertado.