Escritor del Mes

No tengo amigos, tengo amores

Bajo el título de “No tengo amigos, tengo amores” disfrutamos y nos introducimos en el pensamiento del escritor y artista visual Pedro Lemebel, gracias a su propia voz literaria extraída de más de 70 entrevistas en diversos medios y diferentes épocas.

Macarena García y Guido Arroyo, bajo el sello Alquimia Ediciones, seleccionan, editan y montan las palabras del artista en 11 capítulos que tejen un relato biográfico que nos deja una imagen viva de un Pedro Lemebel de pluma acerada y única, plena de ironía enmarcada en gritos de rebeldía. Ignacio Echeverría –estudioso de su obra nos señala “El horizonte de su lucha es el de la historia antes que el de la literatura, el de la política social antes que el de la política literaria”.

Nacido el 21 de Noviembre de 1952, Pedro Lemebel muere de un cáncer a la laringe el 23 de Enero de 2015, cuando su obra lo situaba como una de las voces más auténticas y críticas de la literatura contemporánea. En homenaje a su figura imborrable, transcribimos a continuación párrafos marcados de cada uno de los capítulos de “No tengo amigos, tengo amores”.

Nací porfiada

…Empecé a escribir en el vientre cuando escuchaba su voz acunándome. Esas fueron mis primeras letras sonoras.

…Desde antes de escribir descubrí con dulce amargura el paisaje proletario en mi niñez. Pero de niño uno cree que su metro cuadrado de miseria es el mundo. Y yo quería pintarlo, decorarlo con metáforas y adjetivos cursi, a eso le dicen barroco desclosetado,  cuando yo nunca salí del closet, éramos tan pobres que ni siquiera tenía ropero.

…A patadas aprendí a leer, y a besos aprendí a escribir.

Nunca vuelvo a los lugares donde he sido feliz

La pasión me ha calado hasta los huesos, pero si algo que me va a quedar debiendo la vida es el amor que invento para otros.

…Yo contenía todo mi caudal amatorio en mi madre. En ella lo hacía realidad. Cuando ella partió me quedé frente a un desierto, como un ciego frente al mar.

…No lloro, no tengo lágrimas. He tratado de llorar, pero me cayó una perla. Está bien, sí lloro, me doy espacio para llorar y en mis libros están mis lágrimas.

Las Yeguas son un mito

…En Chile la palabra yegua es sinónimo de libertina, de mala mujer, como perra, puerca, etc. Nosotros al usar este adjetivo con glamour lo descargamos de misoginia. Pero también el nombre completo citaba los jinetes del apocalipsis metaforizados en una gran ópera sobre el Sida.

…Las Yeguas del Apocalipsis fueron un imaginario libertino y pagano que transitó el paisaje alambrado de los 80. Es difícil imaginarlas en la cultura mall o en la tontera humorística del Chile actual. Con Francisco Casas nos detuvimos cuando llegó la democracia: un poco a reflexionar sobre nuestro trabajo, otro poco a cachar lo que se venía, siempre con la sospecha como arma de lectura. No nos dio para seguir poniendo el cuerpo como soporte de discurso en el Chile neoliberal. La gente perdió la capacidad de leer más finamente los gestos políticos.

Trabajé mucho por derrocar la dictadura

…El pueblo chileno es peyorativo. La dictadura nos cortó la risa, nos puso una risa plástica, hipócrita.

…Mediante el rumor se supieron muchas cosas horrorosas que estaban ocurriendo en este país. Yo las supe así y esa es la única forma de rescatar la historia no recogida por el historiador oficial.

…Las dictaduras reaparecen en las paredes cada cierto tiempo, como esas manchas en los muros revenidos que pintan con su propaganda de país rico y feliz. Aquí no hubo juicio a Pinochet, se hizo una pactada transición y los torturadores victimarios andan sueltos.

¿Por qué debo quedarme en la marginalidad y pudrirme ahí?

…Mi escritura es una pluma cuando tengo que hablar de las minorías y filosa y punzante cuando ataco los lugares de poder.

…Más allá del cambio de nombre que travistió el rótulo bautismal de Pedro Mardones cuentista, existe una traslación de género, para abandonar la estabilidad de la institución cuentera y poder aventurarme en la bastardía del subgénero crónica, por cierto más múltiple, más plural en sus combinaciones literario-periodísticas, pero también más vacilante como ejercicio escritural y, por lo mismo, más pulsional en su gesto político.

…Tomo prestada una voz, pero también soy yo: soy pobre, homosexual, tengo un devenir mujer y l dejo transitar en mi escritura. Le doy el espacio que le niega la sociedad, sobre. todo a los personajes más estigmatizados de la homosexualidad, como los travestis.

Escribir es una pregunta que no está contestada

…Trabajo con el ojo y la visualidad. En mi escritura hay un ojo que da cuenta y que se cuenta a sí mismo. En todas partes hay una “loca”: en el estadio, en el parque. Son lugares comunes para cierta cultura de la homosexualidad y yo de cierta manera hago un mapa de esos sitios. Estos lugares están en constante desplazamiento porque los homosexuales que rearma la ciudad constantemente.

…Es interesante que la escritura de crónica tenga otros recorridos culturales, porque se produce levemente desmarcada de lo específicamente literario y, en ese desencuentro, hay mayores posibilidades de hacer coincidir otras disciplinas y otras poéticas con el ojo escritural de la crónica urbana.

…El travestismo en mi escritura es quizás el adorno y la metaforización excesiva para cubrir una desnudez que también es un gesto de ternura. La desnudez de la pobreza y de la falta. La desnudez de los proyectos incompletos, de los proyectos abruptamente estancados por el neoliberalismo y por otras monetarias causas.

Me gustaría hacer una antología pirata de Pedro Lemebel.

…Mis libros son una mezcla de cosas; un cebiche mixto literario y popular.

…No tengo la moral para atacar o censurar a los vendedores de textos piratas, también trabajé en eso. Cunetié, arranqué de los pacos… Me emociona ver mis textos en la calle, subir a un taxi y que el chofer me lo muestre –el libro, claro- en una versión pirateada. Esto permite que mis libros tengan otro recorrido, más inesperado. Hay mucha gente que tiene miedo de entrar a una librería. De hecho, yo nunca he comprado un libro en una librería, a lo más lo he robado.

…El libro va a tener su circuito, pero yo no voy a entrar a la academia literaria chilena. Con taco alto no entraría. Pero creo que puede generar otras producciones alternativas al mercado literario que nos han impuesto. Un libro siempre espacios y seguramente después de leer mi libro a una “loca” le va a dar por escribir.

La rabia es la tinta de mi escritura

…En el álbum macho, familiar y tradicional del canon literario chileno, quizás  soy la tía solterona cronista

…Es posible creer que la “neocrónica”, como la llaman algunos, sea un paréntesis estratégico entre el periodismo y la literatura, pero que se vale de ambos para retratar o visualizar sucesos y personajes enmarcada en a llamada crónica urbana.

…Después de Joaquín Edwards Bello yo soy el mejor cronista de este país y punto.

… La rabia es la tinta de mi escritura, pero no la rabia hidrofóbica del hombre perro; puede ser una rabia con pena, rabia con cuentas pendientes en el tema Detenidos Desaparecidos, una rabia macerada y en espera de su pronta ebullición.

Tengo una militancia a toda vista

…Nunca pertenecí a ningún partido, pero tengo mi corazón a la izquierda.

…Nada vuelve a ser y nada es posible resucitar de la misma manera. Porque el mundo cambió y cambiamos nosotros también. Está el auge y el desarrollo cibernético que sintetizó y transformó el discurso de las movilizaciones, porque las marchas estudiantiles se arman por Internet. Y es imposible saber a dónde vamos a llegar en el futuro con el vaivén cambiante de las estrategias político virtuales. Pero creo en la insistencia de la rabia, creo en la insistencia de la duda y creo en la insistencia de la molestia como una mosca en la pantalla computarizada de la memoria.

…No basta con la letra ni con rezar. Hay que potenciar otras formas de activismo desmantelador. Hay que pensar que en Latinoamérica la escritura se introdujo a sangre y fuego, y ese residuo de violencia aún se resiste a ser leído con letrada domesticación.

Nunca luché por el casamiento gay, peleábamos por la liberación de ese tipo de instituciones

…Siempre tuve la certeza de que yo venía torcido, que me salía de la fila, y eso me permitía mirar dónde estaba metido. Siempre fui visible, de pequeña. Se me notaba desde un avión.

… Yo hablo desde mi reelaboración sexual y también desde mi lugar social popular, esos lugares territorializan mi discurso.

…El movimiento homosexual chileno se aburguesó cerdamente en la obsesión eunuca de su “matrimonia” gay. Se emparejó con la derecha chilena en sus tibias demandas liberales.

Yo no soy tolerante

…Yo no soy tolerante, no tolero el fascismo por ejemplo. Quiero permitirme la rabia y la negación y la mala leche que tengo es para marcar territorios en esta globalidad de discursos.

…Para mí la conformidad nunca fue una palabra muy grata. Yo soy inquieto de cabeza, soy un tipo que sospecha mucho, yo tengo la sospecha como mi bandera de batalla.

…Yo me rio un poco de la “chilenitis eufemista”. De eso no tan fuerte, que no se note tanto, que por favor ese color no, porque es muy picante. Esa cosa gris tan chilena, es una paranoia de la dictadura que nos dejó como a medio tono, hablando casi en susurro. Ese susurro yo lo revierto para revelar esa hipocresía que va desde las altas cúpulas hasta los lugares más míseros.

…Yo no soy tolerante ni tampoco soy democrático, soy revolucionario. Y no tengo amigos, tengo amores –eso de los amigos del cumpa, del yunta– es tan masculino. Yo tengo amores.

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