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«LOS CASCOS SOBRE EL TECLADO Y OTROS CUENTOS»

Luis Contreras Jara(Santa Cruz de Colchagua, Chile, 1953), graduado en la Universidad del Bio-Bio, donde también realizó master en Didáctica, es profesor de Castellano y comunicación Social. Profesor docente de enseñanza superior y Presidente  de la filial de Ñuble de la (SECH), Sociedad de Escritores de Chile.

Luis Contreras Jara publica, con el título de “Los cascos sobre el teclado y otros cuentos” en Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida, Chile, 2020). Diecisiete cuentos o relatos breves magníficamente tratados. La variedad temática preside los distintos cuentos del libro. Estamos ante una recopilación de relatos heterogéneos.  Hay referencias eruditas pero, en mi opinión, son cuentos de índole reflexiva, divulgativa y didáctica.

Luis Contreras Jara no se  recluye en una torre de marfil para contarnos sus cuentos, para compartir sus gustos y disgustos con el público en general.  a Contreras Jara, lo  humano y sus batallas con la vida le interesan  porque ella es un combinado de caminos que se cruzan y, para él, hay que tratar de elegir el camino de la libertad, la solidaridad, la ensoñación, el camino de los afectos, el de la integridad del hombre que defiende la dignidad y el amor. Y ahí entran todas las temáticas que nos ofrece.

 Algunos cuentos nos retrotraen al realismo mágico latinoamericano, otros nos hablan de la realidad  con lenguaje claro y preciso y todos ellos, narrados  con  un lirismo  semejante a la prosa poética nos conducen, al tiempo que nos emocionan, a la ensoñación, la reflexión, el amor, la soledad, la vejez, la nostalgia,  la muerte, la realidad y la libertad. Un libro muy recomendable por ameno, mágico, real, reflexivo y didáctico.

El libro llega acompañado de un prólogo de David Hevia, Director de la Sociedad de Escritores de Chile, poeta, narrador y traductor, que realizó sus estudios de postgrado en Filosofía en las universidades de Santiago de Chile y Complutense de Madrid. En este prólogo nos dice que: “Ese dominio sobre el pulso, esa facultad que en este libro realiza obra y maniobra, acompasa una cadencia que, cruzando todo el volumen, y aun preservando el estatuto de autonomía de todos los cuentos, se vale de los mismos para componer, concatenándolos, una armonía narrativa a partir de la cual la propia historia de la palabra, resignificada, deviene reelaboración de la belleza. Y es que, así como emplaza a los distintos géneros del imaginario, también invoca, y no solo evoca, a aquellas líneas que han calado hondo en la longeva travesía literaria.”

Igualmente el poeta español Enrique Gracia Trinidad ha escrito unas breves pero intensas palabras para “Los cascos en el teclado…” que no me resisto a incluir aquí y que dicen: “Me dispuse a leer este libro como cualquier otro pero fue inútil. Me desbordó la atmósfera y empezaron a asaltarme las imágenes. Vi los caballos de la libertad sobre el teclado del piano, la miel de los aviones y los ángeles, el espejo de espuma y de sal, una ciudad que flota entre sus laberintos…Y recostado en mi sillón, junto a la ventana, supe del libro universal de las hojas del árbol, de la página secreta, de las golondrinas que cuentan los ladrillos del muro, del violín que celebra las mañanas, de la desolación de los teléfonos vacíos, de la mujer de la micro y de las pesadillas. Ahora soy prisionero y cómplice de la magia de Luis Contreras. Amigo lector, abandónate, déjate apresar, palpa el aroma, sueña con un viaje al paraíso, firma como una mosca tu rendición. Sé también cómplice.” Y lee este libro de cuentos.

En el primer cuento, del cual toma el título el libro, nos lleva al  ensueño fundido con la cabalgadura  y el teclado de un piano. Fundir el sueño y la pasión de cabalgar con la música que suena en el piano interpretada por una joven de manos blancas y ojos verdes: música, caballo y un galopar  a contra  por el mágico mundo  de la ensoñación. También en el siguiente, como un viaje al paraíso, nos transporta a un lugar placentero.

También nos habla del paso del tiempo, la vida sucedida, el niño que canta, ya de adulto, lo perdido, la lluvia  de la memoria que azota con el viento del pasado…

Nos cuenta su reflexión introspectiva  en “Al otro lado del Metro”. Y, en la contemplación de un retrato (“Sepia”), imagina a los personajes, en movimiento y cobrando vida en  el sujeto, en el regreso a un tiempo ya extinto.  Y lo hace a través de lo que yo llamo la “materia de los sueños», es decir la memoria.

“Los caballos de la iniciación” son el deseo de vencer los miedos y tomar las riendas de la libertad, de domeñar la sinrazón y la furia y, sin rencor, con un clamor por el viento que recuerda a Vallejo y sus heraldos, a la fatalidad que cercena o ensombrece a los hombres sin merecerlo. Los  que respiran “como troncos bajo la niebla” corren “mientras el relincho como un violín en fuga se desliza por el risco celebrando la primera mañana”  del común albedrío.

Una “Llamada urgente.” Plena de absoluto realismo, ahora no mágico, pero también magistral, nos describe una llamada telefónica, una voz que responde: “voy a ver si se encuentra”  y el tiempo de espera que, desesperadamente, traga las monedas que tiene hasta agotarse sin que llegue la respuesta. Un preciso y razonable final.

Con un “Micro-cuento.” nos ofrece la realidad descriptiva envuelta en el misterio del espejo-espejismo.

“Detrás de la puerta.” es el cuento de lo que pudo haber hecho y no hizo. El lirismo de la narración con hermosas imágenes reflexivas, al tiempo que angustiosos momentos, dan paso a una calma serena y un deseo de abrazo que, sin embargo, deja para el día siguiente.

“Juntos.” es una historia sugerente de amor no correspondido a la manera de Wherther, la sugerencia del final da la impresión que es más de soledad que de deseo de acabamiento como sucede  en Goethe..

Un sueño convertido en pesadilla. La dedicación de cuidar una planta, con amor y el deseo, dentro de ese amor, de cambio de lugar llevan al sujeto a padecer un intento de estrangulamiento que termina, al despertar, mientras a su lado, duerme ella abrazada a la almohada. Todo ha sido un mal sueño ¿o no?

Un relato romántico, un mapa de ausencia ante la marcha nómada  de la mujer errante. El paisaje,la distancia, la soledad  y Bécquer con sus golondrinas.

“Inventario del crepúsculo.”Es un cuento muy lírico en su principio  al tiempo que pleno de soledad frente al “ritual en donde la noche parecerá descorcharse, y recibiremos el pedazo de ese pan de luz guardado para los soñadores; el que se reflejará por los charcos que repiten migajas de un cielo roto desde donde fuimos expulsados alguna vez.”

“El profesor.” Es un  relato de ensoñación, la realidad y el deseo fundidos en un sueño que termina desvaneciéndose. Las mágicas palabras (… el príncipe poeta de los paraísos abandonados…) que le inducen a tomar la mano inexistente  pensando en “amistad y amor”.

(“Aroma de toro.”) Celos e inseguridad frente a la competencia, seleccionada por el mismo sujeto, que concluye  con la ironía del temor del vaticinio cumplido.

Como sabéis los que pasáis por este blog, no suelo hacer reseñas de libros de narrativa, Tan solo en contadas ocasiones he puesto alguna; pero en esta ocasión y con este libro de Contreras Jara no he podido resistirme a colgar aquí las palabras que le dediqué a estos magníficos cuentos  cuando los leí.

Y acabo como comencé: Un libro muy recomendable por ameno, mágico, real, reflexivo y didáctico.          

Manuel López Azorín

Madrid, noviembre de 2020

Me es muy grato  saludar la publicación de LOS CASCOS SOBRE EL TECLADO Y OTROS CUENTOS de Luis Contreras Jara.  Hay aquí una escritura  de semblanzas , poblada de  personas, casas, caballos  que galopan en medio de cada línea hecha de palabras en un territorio de ficción  y crónicas.

Afuera, un caballo joven exhaló un relincho que congeló el viento del crepúsculo, nos advierte el autor para  ponernos  atentos a cierta atmósfera bucólica, sea a la hora de la tarde ,  sea a la hora de la agradable mañana que  se nos abre  para comenzar a leer.  Se trata de una coordenada. Los diálogos insinúan, los cielos  prometen color, las miradas  atraviesan los destinos.  

Las escrituras son búsquedas personales  en las que el autor  profundiza en su fantasía para invitarnos a compartir su universo creativo. Deseamos que los galopes de estas páginas  se sientan como el viento . Éxito, Luis.

Pavella Coppola  P.     

Berlín, otoño, 2020

Me dispuse a leer este libro como cualquier otro, pero fue inútil. Me desbordó la atmósfera y empezaron a asaltarme las imágenes. Vi los caballos de la libertad sobre el teclado del piano, la miel de los aviones y los ángeles, el espejo de espuma y de sal, una ciudad que flota entre sus laberintos…

Y recostado en mi sillón, junto a la ventana, supe del libro universal de las hojas del árbol, de la página secreta, de las golondrinas que cuentan los ladrillos del muro, del violín que celebra las mañanas, de la desolación de los teléfonos vacíos, de la mujer de la micro y de las pesadillas.

Ahora soy prisionero y cómplice de la magia de Luis Contreras. Amigo lector, abandónate, déjate apresar, palpa el aroma, sueña con un viaje al paraíso, firma como una mosca tu rendición. Sé también cómplice.

Enrique Gracia Trinidad

(Madrid, noviembre 2020)

“Los cascos sobre el teclado” insinúan y a veces detallan y verifican una historia, una anécdota, un suceso de vida. Pero siempre, sin atenuantes, el narrador lo hace desde una perspectiva entrañablemente poética, suavizando  de este modo cualquier fisura y cobijando así la extrañeza, los desencuentros o la búsqueda.

Los personajes, el paisaje, el diálogo, el nudo de los episodios descritos provienen más de referencias que de una intrusión violenta en el espacio de la narración. Los personajes mismos no viven grandes peripecias “hacia fuera”, las viven “hacia dentro”,  implosivamente. Seres que además van dejando desde su mirada y sus gestos la naturaleza y la fuerza sutilmente deslumbrada de su existencia.

Omar Lara

Concepción, diciembre, 2020

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