La Sociedad de Escritores de Chile (SECH), lamenta el sensible fallecimiento del actor, dramaturgo y gestor cultural Óscar Castro. En su memoria transcribimos a continuación la entrevista que le realizará en el año 2018 para revista Occidente, Roberto Rivera Vicencio.
Vigencia del El Aleph
Un teatro popular y contingente en el corazón de La Cisterna
Eduardo Sabrosky, integrante del Teatro Aleph de los años `70 fue quien propuso el nombre en esos años. Cuando le preguntaron que era el Aleph, éste contó: En matemáticas -dijo- es el primer número que está después del infinito. Es un punto donde se encuentran todos los puntos del pasado, del presente y del futuro. También era un cuento de Borges, entonces había tantas cosas por las que ponernos Aleph.
Oscar Castro Ramírez, (1948) el más que destacado actor conocido por sus amigos y seguidores como el “Cuervo” desde sus años del Instituto Nacional, estuvo recientemente en Chile para recibir en su país, -por su expresa solicitud- la Medalla de la Legión de Honor, máxima distinción que otorga la República de Francia a sus ciudadanos.
Revista Occidente lo visitó en la sala que lleva el nombre de su madre, Julieta, ubicada en el corazón de la comuna de La Cisterna, y que es parte de un proyecto en curso: “Aleph Chile”, “un grupo de teatro tan bueno, que los tipos tengan que venir en Metro a verlos”.
Por Roberto Rivera Vicencio
En diciembre del 76 salí a Francia, -nos cuenta- yo había ido a Francia antes del golpe de Estado a un festival, el Festival de Nancy, cuando volví caímos presos, entonces el Festival de Nancy hizo una serie de manifestaciones para obtener liberarnos.
- De eso no se supo nada en Chile.
No. Eso lo sabía yo no más. Y tengo una anécdota bien buena de eso. Un día me llegó de manera escondida al campo de concentración una lista como de 90 intelectuales franceses que pedían por mi liberación, pero que no me conocían, era de esa gente que firma así, que se le dice, fírmate pues esta declaración y lo hacen. La encabezada Aragon[1]…
- El poeta Aragón. Ni más ni menos.
Ni más ni menos, fíjate, salía Pierre Richard[2], Michel Piccoli[3], bueno era pura crema de la intelectualidad fracesa. Después un día, yo estaba haciendo un film en que trabajaban Piccoli y Pierre Richard, entonces al almuerzo uno se sienta en eso que llaman catering, unos buses cuando tú filmas afuera, y me dije, les voy a contar esta historia, seguramente no tienen ni idea. Les conté entonces que ellos dos habían firmado para mi liberación, y Piccoli dice, yo no sabía que firmar servía para algo, y Pierre Richard, si yo hubiera sabido no firmaba…
Bueno, -retoma la narración- como te decía, salí en el 76 y ahí empecé a hacer mi trabajo teatral, a hacerme físicamente un teatro y todo me ha dado resultado hasta ahora.
- ¿Saliste muy mal de acá con toda esa situación?
Oscar Castro, el “Cuervo”, al comienzo de su cautiverio se entera que su madre, Julieta Ramírez, y su cuñado John McLeod después de una visita que le han hecho son detenidos y se esfuman en la nada, desaparecen hasta hoy, sin cuerpo, el dolor insepulto siempre presente.
Yo creo que siempre he sido un poco inconsciente de lo que he vivido -expresa- porque debiera haber salido muy mal, tal vez salí muy mal pero sin darme cuenta. Yo fui uno de los últimos que dejaron libre, pero pienso que salí mal pero no lo constaté hasta tiempo después, porque yo venía de un campo de concentración, salí del campo de concentración y llegar a Montparnasse con Vaugirard [4] al centro de París, tú no podís estar, mire adonde llegué no, y empiezas a preocupar más de descubrir el país en el que estás más que de llorar las penas que tienes en lo profundo del corazón…, entonces en la obra que me gustaría mucho que vieras[5], como te dijera, pero es brutal y todos mis amigos lo han sabido brutalmente, son dos funciones, es hoy y el domingo, después me voy a París; ahí en esa pieza hablo del entusiasmo. Buscando entusiasmo viene del griego, del latín, enthusiasmus, que quiere decir que dentro de ti están todos los dioses del Universo, entonces yo no sabía que tenía todos los dioses del Universo y por eso no me ha ido tan mal, y yo creo que el entusiasmo es el que me ha llevado a soportrar las cosas más duras que he tenido, por entusiasmo llegué al campo de concentración y transformé el campo de concentración en una cosa como un carnaval de cultura, de puro entusiasmo, y ese entusiasmo me acompañó en París y me sigue acompañando acá porque, me fui a París y después por la historia de la mamá, el Estado chileno me dio un dinero, una suma de dinero que no sé como se llama[6], bueno, como para pagarte, un dinero como para…no sé…
- ¿Indemnización?
Sí, esa es la palabra, y cuando yo recibí la plata me dije, que puedo hacer con esta plata que no es herencia, que no es producto de un trabajo mío, que no me la saqué al loto, qué puedo hacer…Voy a instalar el teatro “Aleph” en Chile y le vamos a poner a la sala el nombre de mi mamá que se llama Julieta, entonces en la sala Julieta ahora siento que hay vida, que hay una cosa que siempre hemos tenido como cosa alephiana de grupo, que hay que combatir la muerte con la vida, entonces aquí ahora hay clases de niños, de teatro. Hay vida. -recalca- Combatimos la tragedia de la mamá con una cosa que es su vida, que no hay rencor. Yo no tengo rencor, ni resentimiento que son dos cosas que no permiten vivir, te encierras en ti mismo y vives una amargura eterna hasta la muerte. Yo creo que la mamá, mi mamá no habría querido nunca que su muerte se transformara en una amargura hasta mi muerte, sino pienso que ella está muy feliz que se haya transformado esa tragedia en una cosa positiva, adonde hay vida, vida y esperanza; entonces por eso te digo, el entusiasmo que yo tengo me invade siempre…
- ¿Qué relación tiene el teatro que comenzaste a hacer allá en Francia con el que habías dejado acá, el Aleph de acá?
Fíjate que cuando llegué y fui a ver teatro francés, dije, no, yo no puedo hacer teatro como los franceses…que tiene como 400 años de historia. Tengo que inventar un teatro, en Francia ahh …, inventar un teatro y convencer a los franceses que este es el teatro que se hace en Chile, lo que es mentira también, – entonces el “Cuervo” ríe a gusto y prosigue- porque aquí es como una tradición europea, tú haces obras como en Europa, pero yo vendí la pomada que el teatro que yo hacía era el teatro que se hacía en Chile, entonces le puse música, le puse baile, y después la gente en mi teatro toma una sopa, conversamos, genera un ambiente super fraternal, que es lo hago aquí también ahh, después te ofrecen una sopa, y se ponen mesas, y toda la gente conversa…Entonces ese teatro es un teatro fiesta como le llamo…
- Es tu aporte
Es mi aporte al teatro francés, claro, entre todas las cosas que me han pasado, hace como dos años nos invitaron a Calcuta en India, y nosotros íbamos en representación del nuevo teatro francés. ¡Qué me dices tú!
- Bien! ¡Qué bien!
Nuevo teatro francés -prosigue- que yo inventé en Francia diciendo que era chileno.
- Pero, por lo que sabemos tú no eres actor de universidad…
No. Efectivamente. Yo soy periodista. Esa es mi profesión. Estudié periodismo en la Católica en una época que…, mis padres eran agricultores, entonces cuando ya iba termimando, me fascinaba el teatro, pero no podía decirle a mi papá que iba a vivir del teatro, adonde estaban los degenerados, los homosexuales…, para ellos abogado era una cosa decente, ya periodista era como un límite ahhh, y yo entré en el límite pero siempre -recalca- hice teatro, o sea, entré a la Escuela de Periodismo y formamos con ex alumos del Instituto Nacional, inventamos un teatro que fue el inicio del Aleph, y después todos nosotros entramos a estudiar en otras facultades, periodismo, economía, medicina, y de ahí seguimos trabajando en teatro, y después decíamos, no puede entrar nadie a este teatro que estudie teatro, porque lo que nosotros hacemos no es teatro, es otra cosa, se parece al teatro pero no es teatro. Era una época muy creativa porque termimaba el gobierno de Eduardo Frei y comenzaban las elecciones presidenciales donde nosotros nos pusimos a trabajar por la Unidad Popular, vino la toma de la Universidad, había un movimiento social muy intenso y maravilloso porque te daba la sensación que todo el mundo participaba en lo que iban a ser los destinos de la patria; entonces ahí surge este teatro que no fue nunca militante, eramos todos…así…actores, como te dijera…
- Recuerdo -lo interrumpimos- teatro contingente pero no militante.
Porque también hacíamos escenas en que nos criticábamos, por ende a los partidos, y éramos de todos los partidos. Yo creo que debo haber sido el único que no estaba en ningún partido pero estaba en todos… Por ejemplo, cuando habían esas discusiones políticas inconducentes, hacíamos escenas como cantar:
De Arica La Paz, La Paz, La Paz –y canta- dos pasos p´atrás, p´atrás…
Como te decía, había escenas de estas incomprensiones, y de atrás venía el coro y repetía: De Arica la Paz, La Paz, La Paz…dos pasos…
Y sigue siendo un teatro contingente diría yo -se explaya- Porque la pieza que espero que tú veas o que envíes a alguien que la vea, se llama: “La democracia del miedo” que es lo que se está viviendo en el mundo, o sea, los gobiernos, su función mayor es asustar a la gente, les inventan atentados, les inventan esto y estroto, y asustan, entonces la gente busca la seguridad por miedo, y por miedo la gente vota, y como también en la obra se dice que no son los políticos elegidos democráticamente los que toman las grandes decisiones, porque la democracia dice, se quedó como el santísimo en el altar de la Iglesia pero no hace milagros, y que vivimos en el mundo una dictadura económica conducida por una democracia del miedo, que funda una nueva religión que se llama “El Consumismo”, y que vamos todos los fieles al mall y el supermercado en busca de la beatitud, -ironiza- ahí en el mall, tú puedes comprar el cielo a crédito.
- Me quedé con la idea del Aleph de un teatro juvenil: ¿sigue ese sello de teatro joven? ¿Esa frescura?
Sigue lo mismo, se mantiene, me gusta mucho ese espacio de teatro que es joven aunque los que representen sean mayores y jóvenes también, porque no creo mucho en las diferencias… tú sabes, vivimos en un mundo en que todo se encuadra, se estratifica, entonces los niños, los adolescentes, los pro adolescentes, los milenials, adultos mayores y menores, los pro viejos, los viejos…
- Todos clasificados y su disposición al consumo.
Y la vida no es así, todos estamos mezclados, vamos todos en el metro, viejos, cabros…y si tú quieres representar la vida en el teatro, tienes que poner la vida, lo que tú ves, la vida, y esa es una parte que hemos desarrollado bastante y otra cosa que hemos desarrollado es un trabajo que se llama: “Teatro de gentes y oficios” Se trata de lo siguiente, vienen diez, quince profesores a hablar conmigo para que les escriba una obra de teatro, me cuentan sus problemas, con los padres y apoderados, con los alumnos, con los ministros de educación, todas esas incompresiones y en diez días, porque tiene que ser corto, yo monto un espectáculo musical donde ellos cuentan su propia vida y son protagonistas de su propia vida. Y hemos hecho mucho eso en Francia que a dado como producto tres festivales, se llama “De gentes y oficios” porque puede ser gente que sale de prisión, gente que no está integrada porque son extranjeros, asistentes sociales, trabajadores del metro, como de tercera edad y cada uno cuenta su historia y su vida, es una cosa muy hermosa, porque cuando haces la pieza tú tienes la distancia de verte a ti mismo. Yo hice una aquí en agosto del año pasado, con profesores de un colegio que se llama Bles Gana, de aquí cerca, un colegio de riesgo social, entonces los profesores tienen una vivencia muy dura, aquí la muestran y entonces el público…¿quién es el público?, los padres y apoderados, los alumnos y los colegas, y con eso tienes el teatro lleno, entonces son éxito antes de que se exhiba…
- ¿Algo así como el teatro testimonio?
Te acuerdas que el teatro testimonio, pero eran actores que testimoniaban sobre un problema minero por ejemplo. Aquí serían los mineros haciendo su propia ficción, y sabes lo que he soñado siempre y a lo mejor lo hago antes que me muera, es hacer un teatro de Regiones, aunque lo hice un poco, con médicos en Arica, con profesores, lo hice en Iquique también, en el Sur en Punta Arenas con los trabajadores de la ENAP, con la CTC aquí, pero todos esos trabajos que yo te hablo y que he hecho después de muchos años, no salen en ninguna parte, porque no ando buscando que vengan a ver mis trabajos, yo creo que si soy periodista de información, los periodistas tienen que interesarse a saber lo que pasa en la vida y no que los llamen, los inviten y les ruegen que vengan a ver para que escriban algo en el diario.
- Para que no vengan igual y les mandes tú el texto escrito…
Exactamente, que te dicen compañero mío, pero Cuueeervo, escríbeme algo y yo te lo publico y yo lo arreglo…Y esta historia de poner el teatro en La Cisterna cuando yo tuve ese dinero dije, voy a poner esta plata en un barrio popular, porque es ahí adonde yo quiero estar, me ha ido bien en Francia, soy reconocido en Francia, bueno aquí yo puedo venir a hacer teatro popular…Ya llegué a lo más lejos…
- Ese tal vez sería el mejor nombre: Teatro Popular.
Así lo llamo yo. Porque el teatro yo lo divido en tres, el teatro profesional que tiene un público profesional, tienes el teatro amateur, que tiene un público amateur, que son gente que en general montan obras que existen, que pueden ser La Chingana, o La pérgola de las flores, que son grupos que existen en todas partes y que tienen un público de teatro amateur, y nosotros estamos en lo que yo llamo Teatro Popular, entonces en el Teatro Popular junto actores profesionales con actores que son del día o que yo encuentro, y a todos los pongo en una dimensión de iguales, o sea, muchas veces en París cuando yo cuento esto, y le digo después de la función dime, cuál es el profesional y cuál el amateur, y se me pierden, y se me pierden. Porque, cómo te explico, si queremos poner la vida en el teatro tenemos que observar la vida como cual es y llevarla al teatro, si no, no es teatro popular…
- Y no es teatro Brechtiano tampoco.
No es Brechtiano aunque tú lo encuentres, -replica- porque tiene música, tiene coreografía…
- Distanciamiento
Distanciamiento, eso, y el público sabe que está viendo teatro. En mi teatro es recurrente no hacerle olvidar al público que está viendo una obra de teatro. Eso es lo que me ha entusiasmado, estar en La Cisterna, -prosigue- y una de las dificultades para mis amigos de izquierda que tienen mi edad, y que se cambiaron de barrio…
- Es llegar a La Cisterna, seguro…
Claro, claro, venir adonde está el pueblo, que cuando jóvenes veníamos a pie huevón, con mochilas, convivíamos acá, ahora te dicen: puuutas Cueeervo, cómo te fuiste a instalar allá en La Cisterna huevón. Pá que estís al lado del pueblo p`os huevón, contesto.
Ha pasado todo esto que estamos conversando en el mundo entero, -advierte- había una pieza de teatro francesa que eran dos personajes, era un tipo de izquierda como elegante, esos…
- ¿Whisky izquierda?
¿Aquí le llaman Whisky izquierda? Allá le llaman Bobó[7] y viene un gasfiter a arreglarle y entablan una conversación y el gasfiter era más reaccionario que la …era racista, era todo, y discutían y discutían, y en un momento el tipo le dice, usted nunca ha pensado en ser de izquierda, no, no, le responde el gesfiter, yo no tengo los medios pues. En eso en alguna parte nos nos hemos transformado, porque yo tengo amigos que tienen casas preciosas y jardineros y me dicen, fíjate -y baja el tono en secreto- que este jardinero es de la UDI huevón…
Reímos de buena gana.
Si el patrón es de izquierda, el jardinero tiene que ser de la UDI -confirma- para que siga la lucha de clases.
- ¿Y la sala Julieta sería tu mayor vínculo hoy con Chle? – interrogamos ahora.
Claro. Así sería.
- ¿Y amigos?
Mira aquí vienen y me apoyan, pero el gran problema de esta historia es que yo estoy muy tomado en Francia por el momento, entonces vengo aquí 15 días, me voy, y tendría que quedarme un par de meses para instalar bien esta historia, lo que pienso hacer en el mes de agosto, que sale el libro de los 50 años del teatro Aleph, y yo quiero quedarme un poco más de tiempo, porque viene Noguera por ejemplo, y viene Noguera porque somos amigos y porque está en deuda conmigo, viene José Seves permanentemente. Vienen a La Chingana, pero a mi me encantaría tener un momento en que muchos actores profesionales vengan para acá, conocidos, que den un concierto, que actúen, y así me van a ayudar para que esto empiece a tomar más forma. Yo quisiera formar un grupo de teatro Aleph Chile tan bueno, que los tipos tengan que venir en Metro a verlos. Profesionales. Yo creo que este puede un Centro Cultural importante.
- Sí, que lleguen escritores a hacer lecturas, talleres…cuenta cuentos.
Exactamente. Exactamente.
- Pero cuéntanos de la Medalla que recibiste ayer en la Embajada de Francia.
Bueno, recibí la Medalla de la Legión de Honor, confirma el “Cuervo” Castro con la mayor naturalidad.
- Es la distinción máxima que otorga Francia a sus ciudadanos- Aclaramos.
Mira, nos explica, a mi se me ha dado como francés y los franceses conmigo han sido excepcionales, fuera de serie, y se me ha dado por el trabajo teatral que yo he tenido con la sociedad y el público de Francia. Se entrega siempre en París, en Francia, pero yo pedí especialmente que fuera acá, en la embajada.
- Con ello se cierra una fractura entre el “Cuervo” y El Aleph de ayer y el de hoy, consultamos.
Y con la sala Julieta en La Cisterna, aclara, en el corazón popular de La Cisterna.
[1] Louis Aragon, (1897-1982) destacado poeta y novelistas francés, precursor del dadaísmo y el surrealismo junto a André Breton.
[2] Pierre Richard, (1934) actor francés considerado, junto con Louis de Funès y Gérard Depardieu, como uno de los cómicos más grandes y de mayor talento del cine francés en los últimos 50 años.
[3] Michel Piccoli, (1925) actor, productor y realizador francés. “Muñeca inflable” uno de sus mayores aciertos.
[4] Vaugirard, la calle más larga de París con 4360 metros y que recorre los distritos seis y quince.
[5] Y no pudimos ver la obra. Ese mismo fin de semana falleció el ex presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, Edmundo Herrera, quien dedicó valientemente parte importante de su vida al gremio.
[6] Por los casos de violaciones de los DDHH el Estado de Chile, por tratarse de un Estado infractor, surge la obligación de reparar con el pago de una indemnización a la parte lesionada.
[7] Bobó, término originario del inglés bourgeois bohemian.