Juan Marín Rojas:Marino, médico, escritor, diplomático y Constituyente.
(1900 – 1963)
Juan Marín Rojas, nació el 23 de marzo de 1900 y si bien se dice que en Talca, algunos antecedentes biográficos indican que su niñez la desarrolló en Constitución. Se tituló como médico-cirujano en la Universidad de Chile el año 1921, ingresando luego a la Armada de Chile como Oficial de Sanidad, permaneciendo en la institución entre 1927 y 1939. Además de médico, fue diplomático, poeta, ensayista, cronista y novelista. A los 16 años publicó su primer libro de poemas. “Un país profanado”. Siendo aún un estudiante de medicina, sus trabajos eran conocidos a través de la revista “Agonal” del Centro de Estudiantes de Medicina. También hizo lo propio en la Revista “Zig-Zag” y en “Selva Lírica”. En 1918, fue premiado en un concurso del diario “La Nación” por el cuento titulado “Héroes anónimos”, mientras su poema “Sombra en vida” era publicado en el “Ateneo” de Santiago.
En el año 1924, sus poesías “Boxing”, “Yanquilandia” y “Superavión” se publicanen la revista “Proa”, de Buenos Aires, Argentina. En 1929, reúne varios poemas en “Looping” y durante 1934, hace lo propio con “Aquarium”. En esos años, presenta su poema “Atlantic Cabaret”, a través de la revista “Gong”, impresa en Quillota, para ser distribuida en Valparaíso, siendo su director Oreste Plath, quien señaló en su oportunidad sobre Juan Marín lo siguiente: “Marca un ciclo de poesía mecánica. Nos muestra una fuerza renovadora; lo coloca en un plano de originalidad y lo revela como único en su tono, afinando la técnica del poema“.
Habiendo sido elegido Presidente de la República don Arturo Alessandri Palma, durante su período de gobierno, se suscitó una crisis política interna en 1924, lo que sumado a un conflicto social, más el denominado “Ruido de Sables” y las exigencias formuladas en la Moneda por parte del Ejército; la máxima autoridad del país renuncia y se exilia en Argentina, haciéndolo más tarde en Italia. Dicha situación nacional aumentó las expectativas de demanda en la ciudadanía, lo que dio origen a una exigencia de cambios radicales para los diferentes sectores. En marzo de 1925, Arturo Alessandri retorna al país y reasume la presidencia, decidiendo convocar a una asamblea con personas de todas las corrientes políticas y representantes de las diferentes organizaciones sociales, con la finalidad de elaborar un proyecto constitucional para reemplazar a la Constitución de 1833. Esta Asamblea Constituyente estuvo integrada por 121 personas, entre los cuales fue designado Juan Marín Rojas, joven médico con 24 años de edad, que si bien no participó en los debates o redacción de la Carta Magna, lo hizo en forma pasiva, al manifestar que él no tenía mayores conocimientos de Derecho Constitucional que le permitieran actual en forma activa.
Luego, ya siendo médico-cirujano en la Armada de Chile, le correspondió viajar a Europa en 1929 integrando el cuerpo de facultativos de sanidad naval de la Escuadra Nacional, a bordo del Acorazado “Almirante Latorre”. También navegó en el Destructor “Serrano” y en el Transporte “Micalvi”. El 13 de diciembre de 1927, se había inaugurado el Hospital Naval «Almirante Nef” en Valparaíso, obra que se materializa como establecimiento de salud institucional propio y ante tal acontecimiento, la dirección de dicho centro médico organiza el Primer Congreso de Medicina y Cirugía Naval y Militar de Chile, el cual se desarrolló en Valparaíso entre los días 6 y 9 de enero de 1929, evento en el cual participó Marín con un trabajo titulado “Sobre la creación de una Escuela de Enfermeros de la Armada”, pensamiento y propuesta del vate, que finalmente se concreta en 1942, al establecerse la Escuela de Enfermeros de la Armada, la que más tarde, el año 1962, cambia su denominación a Escuela de Sanidad Naval.
Entre 1931 y 1935, se desempeñó como director del Hospital Naval de Punta Arenas, cuando este era una sección del Hospital de Beneficencia que se ubicaba en la calle Sarmiento. Producto de la experiencia vivida en Magallanes, escribió “Naufragio” en el género de la narrativa durante 1939, donde relata el hundimiento del velero “Birkdale”, que transportaba carbón desde las costas inglesas y producto de un temporal fue destruido e incendiado cerca de la boca del Estrecho Nelson, novela que fue traducida al inglés con el título “Flames in the darkness” por Richard P. Butrick, diplomático norteamericano. Otro de sus trabajos, fue “Cuentos de viento y agua” de 1949. Pero la más importante producción fue la novela “Paralelo 53 Sur”, en la que describe la zona marítima regional; sus tempestades, naufragios, nevazones y la característica agua-nieve de la zona, pero con escenas de cruel dramatismo; obra que fue traducida al inglés por Harriet de Onis y al portugués por la Editorial Renascenca de Lisboa; trabajo que fue galardonado el año 1936 con el premio de la Ilustre Municipalidad de Santiago. Es importante destacar, que esta novela se ha hecho merecedora a ser considerada entre las más representativas de la literatura hispanoamericana.
Marín como médico de la Armada, ejerció funciones profesionales en la naciente Aviación Naval, donde producto de su vivencia laboral se inspira en la temática aérea y nacen las siguientes obras literarias en narrativa: “Margarita, el aviador y el médico”, en 1932; “Alas sobre el mar”, en 1934 y “Un avión volaba“, en 1935. Otras de sus obras a considerar en este ámbito son: “Clínicas y maestros en Inglaterra y Francia”, en 1930; “Poliedro médico”, en 1933; “La muerte de Julián Aranda”, en 1933 “El secreto del doctor Baloux”, en 1936; “Orestes y yo”, en 1939; “Puerto Negro”, con el que obtuvo el premio nacional de cuentos de “El Mercurio” en 1938 y “Viento negro”, en 1944. En estas dos últimas obras, la primera cuento y la segunda novela, Marín trata la problemática social, laboral y sindical-obrera en los yacimientos carboníferos de la zona de Lota.
Entre sus ensayos históricos, filosóficos y médicos, se considera «Ensayo sobre el origen de la sífilis«, publicado en octubre de 1933 en la revista Medicina Moderna, trabajo que desarrolló planteando la tesis para descartar que la sífilis haya sido llevada desde América a Europa, acreditando que dicha enfermedad ya existía en el Viejo Mundo antes del zarpe de la expedición de Cristóbal Colón, en 1492. Asimismo, se le atribuye la conferencia titulada «Hacia la nueva moral. Educación sexual y matrimonio controlado«, trabajo que lo presenta en la Convención Médica realizada en Valparaíso el año 1936. También lo son los siguientes: “Ensayos freudianos (de la medicina, de la historia y del arte)”, de 1938; “Los pies vendados de la mujer china y el fetichismo del pie”, estudio científico que fue publicado en Lima, Perú, el año 1941, a través del cual el doctor Marín explica la costumbre del hombre chino por la atracción de la dama con pies pequeños y su tabú, dada la costumbre de las mujeres chinas que los mostraban desnudos sólo a su marido.
Presenta al VI Congreso Nacional de Medicina Argentina, en Córdoba, un trabajo titulado “El origen de la medicina hipocrática”. En Santiago publica algunas consideraciones del secreto profesional y de la medicina, además, “Educación sexual: hacia una nueva moral influenciada por las teorías de Freud”. Su libro titulado “El problema sexual y sus nuevas formulas sociales”, fue publicado en 1937 por la Editorial Nascimento de Santiago de Chile.
Participa en la Convención Médica realizada en Valparaíso el año 1936, con el tema: «Hacia la nueva moral. Educación sexual y matrimonio controlado«. Fue Presidente de la Sociedad Médica de Valparaíso por el período anual de 1938-1939. Más tarde, desarrolló crónicas periodísticas tanto en revistas como en diarios de Chile y otros países, entre los cuales se destacan: “Atenea”, “El Diario Latino”, “El Nacional”, “América”, “La Nueva Democracia” y “Repertorio Americano”. Fue redactor de “El Mercurio”, “Zig-Zag” y “La Hora”.
Durante el período de la presidencia de la república de don Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), fue nombrado en junio de 1939 Encargado de Negocios y Cónsul de Chile en China, donde permaneció por dos años. Durante 1944 ejerció el mismo cargo en El Salvador y a partir de 1947, lo desempeñó en Egipto, Siria y el Líbano. Entre 1949 y 1952, se desempeñó en la India. Esa fue su oportunidad para desarrollar un estudio en profundidad de las culturas de aquellos países y de aquí se deduce la producción de sus grandes ensayos, tanto históricos, como filosóficos, tales como “China: Lao Teszé, Confucio, Buda”, de 1944; “El Tíbet Misterioso y sus Lamas, resumen de las exploraciones efectuadas por los hombres blancos hasta hoy”, de 1944; “El Alma de China: su Arte, su literatura, sus ideas”, de 1945; “El Emperador Kwang Hsu”, drama (adaptación histórica), de 1941; “Mesa de Mash-Jong; una crónica de China”, de 1948; “China Jade” de 1948; “Muerte en Shanghai”, de 1953; “Lao Teszé, el universismo mágico”, de 1952; “Confucio o el humanismo didactizante”, de 1953; “La India eterna”, de 1956 y “El Egipto de los Faraones”, de 1955, con la que obtiene el Premio Atenea en 1954, reconocimiento otorgado por la revista “Atenea” de la Universidad de Concepción. Luego de dejar su carrera diplomática, se dedicó del todo a sus labores literarias, llegando a ser elegido presidente de la Sociedad de Escritores de Chile en 1954. Además fue Miembro de la Sociedad Internacional de Historia de la Medicina y Miembro Correspondiente para Chile del «Office de Documentation de Médecine et Pharmacie Militaire», Lieja, Bélgica.
Se le reconoce a Juan Marín, junto a Samuel Gajardo Contreras, ambos médicos-escritores, como los pioneros difusores a nivel nacional del psicoanálisis en algunas de sus obras literarias, al haber incorporado la figura del psicoanalista como personaje literario en sus relatos con situaciones cotidianas y extraordinarias, donde las referencias freudianas parecen servir de apoyo en ambientes críticos, locura y necesidad. En la novela “Margarita, el aviador y el médico”, hace ver el conflicto que vive Margarita, al perder a su amado, el aviador Jorge Luna, producto de un accidente aéreo. Es el médico Carlos Beytía, personaje de la novela, que se le presenta a Margarita, describiendo como es el llamado proceso del duelo: un momento de repliegue sobre sí mismo, acompañado de una especie de éxtasis místico del cual posteriormente se sale para ayudar a otros. Tal como lo define Freud en su libro “Duelo y melancolía” editado en 1917, que señala textual “una vez cumplido el trabajo del duelo, el yo se vuelve otra vez libre y desinhibido”. En la novela de Marín titulada “El secreto del doctor Baloux”, también aparece en forma destacada el psicoanálisis, al relatar las peripecias de un médico fisiólogo y quien protagoniza el último viaje en el desaparecido escampavía “Cóndor”, de la Armada Nacional, aquí el comandante, Capitán de Corbeta Arturo Lange, encuentra en 1933 el diario del doctor Baloux en el buque que había naufragado cercano a la isla Lennox, a donde el doctor había viajado con el propósito de realizar una investigación de psicoanálisis, con el objetivo de intentar que las personas liberasen los deseos inconscientes reprimidos, los secretos del “Ello”, como denominaba Sigmund Freud.
Era tal la admiración a Feud por parte del poeta y otros nacionales, que al tener conocimiento público de las presiones que ejercía el nazismo alemán hacia el citado psicoanalista por su condición de judío, un grupo de intelectuales chilenos reaccionó, siendo liderados por Pablo Neruda en su calidad de presidente de la Alianza de Intelectuales de Chile para la Defensa de la Cultura, quién junto a Juan Marín, como presidente de la Sociedad Médica de Valparaíso, se preocuparon de la difícil situación que vivía el psicoanalista. Fue así como la Alianza de Intelectuales de Chile en la Defensa de la Cultura, realizó un homenaje a Sigmund Freud en el salón de Honor de la Universidad de Chile durante el mes de abril de 1938, en el que Marín presentó un trabajo a favor del psicoanálisis y de Freud, como un ejemplo del intelectual hostigado por el fascismo nazi. Es en el mes de mayo de mismo año, cuando la Sociedad Médica de Valparaíso, presidida por el bardo, presenta una moción a favor de Freud, en un segundo homenaje, pero en esa oportunidad se propuso un rescate o el otorgamiento de asilo al psicoanalista, con la finalidad que pudiera vivir sus últimos años en Chile. Finalmente, Freud, producto de su delicado estado de salud afectado de cáncer a su mandíbula y además, como consecuencia de la anexión de Austria al proyecto de la Gran Alemania, decidió emigrar de Austria, su lugar de residencia, emprendiendo el camino del exilio hacia Londres, donde falleció el 23 de septiembre de 1939.
Juan Marín habiendo sido contemporáneo de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha y Vicente Huidobro, mantuvo una buena relación de amistad con ellos, pero Neruda dejaría registrado en su obra “Confieso que he vivido”, un testimonio que guarda relación con el hostigamiento que sufrió el Premio Nobel por parte de las autoridades de la India, al visitar ese país durante el año 1950, situación en la que Neruda acusa a Marín, de no haber intercedido en su calidad de Cónsul por el mal trato recibido por el gobierno hindú. Esta situación, sin duda, provocó el quebrantamiento de la relación de amistad entre ambos poetas.
A Juan Marín Rojas, la figura de médico lo identificó plenamente y según él, si no hubiera sido galeno jamás podría haber sido escritor, ya que la medicina le dio la dimensión humana de la vida y sin la cual la literatura no existiría. A nivel nacional se le recuerda como un hombre sencillo, de carácter y mucho conocimiento del mundo a través de sus viajes, la actividad diplomática y la literatura. En Punta Arenas la imagen de su persona está en la memoria colectiva del magallánico que tuvo la oportunidad de conocerlo durante la época que permaneció en la región, quizás no a través de la literatura, pero si lo recuerdan como el médico bondadoso preocupado de sus pacientes y es así como algunas vecinas solicitaron a la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas, bautizar con su nombre un pasaje ubicado en el barrio sur de la ciudad y que comunica las calles Armando Sanhueza y Chiloé, a través de un sector de los edificios “Bermudez” en el barrio Sur de la ciudad.
Juan Marín falleció el 10 de febrero de 1963 y hoy se puede conocer su obra literaria completa en la Biblioteca Nacional, la que fue donada por su esposa, Sra. Milena Luksic de Marín, quien además fuera su dactilógrafa para los diferentes trabajos literarios producidos. El archivo comprende 44 volúmenes que se encuentran en la sección Referencias Críticas, bajo el título “Índice General de artículos de Juan Marín Rojas”.
Por Luis A. Canales Vásquez
Sociedad de Escritores de Magallanes
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