Escritor del Mes

“En tierras de la India Patrias de Coloanes”

Cineasta y escritor Miguel Littín.

Exterior Parque Nueva Delhi…

La luz del mediodía golpea con fuerza, entrecerramos los ojos para no caer desvanecidos sobre el pasto. Buscamos la sombra de los grandes árboles que pueblan el parque. Desde lejos, a impulsos de una brisa repentina, nos llegan los sonidos emitidos al parecer por una pequeña muchedumbre, la brisa se detiene refrescando nuestras ardientes cabezas.  Ely que está sentada a mi lado vestida con un bello vestido verde que hace tono con sus bellos ojos, señala a lo lejos.

 Difusos los cuerpos envueltos en las sedas. De pronto veo los fulgurantes colores. Las sedas de los saris restellan frente al sol, que amenaza con cegarnos para siempre (al menos eso es lo que creo en ese momento).

Exterior Parque Nueva Delhi…India.

Mi mirada se prolonga hasta acercarse a la multitud vestida de colores, prodigiosas  muchachas vestidas de Saris en rosa,  en verde limón, de Saris en rojo y en blanco invierno,  en blanco primavera, en amarillo sol, en marrones desquiciantes, en azules de Darién elefantes de Malaquitas en hombres jóvenes ataviados con mantos de Tisú y en medio de todos un portentoso elefante portando en su grupa a una joven novia cuyo velo llegaba hasta  el suelo envolviendo a los músicos quienes con flautas y laudes acompañaban el alegre canto  de la comparsa nupcial.

No quiero ver más le dije a Ely, estoy alucinado y cerré los ojos confundiendo la realidad con una maravillosa película aún no filmada por ningún cineasta de la tierra.

Ely me toca el brazo e insiste.

-Mira, ¿es cierto lo que veo?

 Ante su insistencia abro los ojos y miro.

Exterior Parque etc….

 Desde el fondo entre los árboles, pisando delicado las hojas, entre mariposas que pueblan su noble cabeza revestida de una bella cabellera blanca, alto como un roble del sur de Chile, (entre lengas y coirones) llenando completamente la visión camina un hombre de fuerte contextura física, su figura se recorta entre los árboles del parque, sus enorme pies pisan, sin embargo, con suavidad las hojas secas que cubren la tierra rojiza, su andar de extraviado marinero, el aire impasible de los héroes. ¿Un personaje de Malville? Tal vez, el mismísimo capitán Acab en busca de la ballena blanca ¿O tal vez, un personaje de Jack London? Y ese aire de Conrad y ¿“El corazón de las Tinieblas”?…

Exterior de Parque (diversas tomas)

SI

Allí estaba.

Era él sin lugar a dudas.

Don Francisco Coloane, cargando en sus espaldas al Chilote Otey, al Último grumete de la Esmeralda -de nuestra última Esmeralda-, la de las glorias infantiles, no la trágica Dama blanca de la muerte. No la ignominiosa Blanca –dama –de la muerte, ¡No!

Con él la vastedad infinita de la Patagonia, enredados en sus blancas barbas los bloques de las nieves eternas trasportando el corazón petrificado de los dioses, si, era él trasportando en sus manos un país entero narrado una y otra vez en sus portentosas escrituras.

Sorprendido se detuvo frente a nosotros y nos saludo con una gran sonrisa que cubrió todo su rostro amado y se extendió por sus mejillas quemadas por el sol de las navegaciones.

Eran los 80. Nosotros estamos en nuestro primer viaje a la India. Yo formaba parte del jurado internacional del Festival de Cine de que transcurría por esos días en esa ciudad.

Vi su foto en el diario. -dijo él y añadió, me gustaron sus declaraciones contra la dictadura militar…

-Era lo menos que podía hacer, respondí y seguimos caminando.

Don Pancho le sonrió a Ely, vamos dijo, mi hijo Francisco vive cerca de aquí, el trabaja en la FAO. -Nosotros vivimos en México, me apresuré en decir. Don Pancho fijó su mirada en mi… -Exiliados  -…Naturalmente, respondió don Francisco.

En ese momento fuimos interrumpidos por el paso del elefante nupcial los novios y el alegre cortejo de colores, unas jóvenes ataviadas con sus Saris nos regalaron pan dulce que nosotros comimos con alegre avidez.

Interior Edificio atardecer

Don Pancho subió las escaleras del edificio con agilidad entre escalón y escalón uno de nosotros musito. -Chile…

Chile es un dolor muy grande dijo él con su poderoso vozarrón que rebotó contra las paredes y se repitió como un eco…

“Largo como lazo de arriero

 y angosto como catre de pobre”, como escribió de Rokha… y las palabras resbalaron y se perdieron escalera abajo…

Interior departamento atardecer en la India

Nos abrió la puerta una hermosa y dulce señora de ojos trasparentes y sonrisa luminosa.

Eliana dijo él, son chilenos, cineastas. Y con cierto orgullo le mostro un par de cuadernos de colegial recién comprado.

-Ahora ya podré escribir…afirmó.

Nos sentamos alrededor de una redonda mesa de madera labrada. Don Francisco abrió una botella de whisky Cutty Sarck y señaló cómplice el dibujo del barco de la clásica etiqueta del áspero Whisky de los marineros…

A las espaldas del gran viejo, lucía una bandera chilena y en la pared fotografías del lejano país.

Yo vi la muerte en un vaso

La mar en un caracol

Y todo el dolor del mundo

Dentro de un corazón…  recitó don Pancho y enarboló el vaso a manera de un brindis de exiliados. Yo recordé el verso de “Tierra del Fuego”, su obra de teatro y evoque su imagen en la cubierta de un barco recitando a Neruda, “…amo el amor de los marineros que basan y se van, y una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar” (era una escena de la película Cabo de Hornos, filmada por Tito Davinson en los años cincuenta).

…Chocamos los vasos y bebimos por la patria lejana.

La tarde va cayendo, hundiéndose en la densa noche de Delhi. Don Pancho recuerda a Pablo (Neruda claro está). Fue un genio desde la infancia dijo y relató un indescifrable cuento de la infancia del poeta, -Ay Chile largo pétalo…se interrumpió casi en un sollozo -Marta Ugarte, -musitó-, recordando a la militante comunista recién asesinada por la dictadura. Frente a nosotros apareció la despedazada imagen de la profesora encontrada a la orilla de un mar sin nombre.

La tarde en Delhi va cayendo enredada en recuerdos, risas, brindis que esconden sollozos reprimidos, mientras cae sobre nosotros la interminable noche del exilio.

Muchos años después, ya en Chile, fui a verlo y le propuse filmar sus cuentos para TVN. Así marchamos al sur y acompañados por una pequeña trupp de actores y técnicos filmamos “Tierra del Fuego” en Bahía Inútil, que en este señalado caso sí nos fue útil para filmar en su requeríos, a la orilla del mar más frío de la tierra, las aventuras y desventuras de Polacos, Alemanes, Italianos, Húngaros, hombres marcados por el destino y la desdicha. Buscadores de oro permutado en muerte. Más tarde, “Cinco marineros y un ataúd verde” y alentados por la sed de aventura, “Tierra del Fuego”, en la que intentamos extender la visión de una humanidad ausente. Estuvimos juntos en el estreno del filme, don Pancho se subió al estrado y recitó con voz de trueno:

“Yo vi la muerte en un vaso

La mar en un caracol

Y todo el dolor del mundo

Dentro de un corazón”

Palmilla, Junio 2020

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