EL PASO DEL RETORNO
Dedicado por el poeta a su esposa Raquel Señoret, “El Paso del Retorno” es
uno de los últimos textos de Vicente Huidobro y fue escrito en septiembre de
1945- En octubre del mismo fue leído en Radio Espectador de Montevideo y
en diciembre de 1946 fue publicado por primera vez en la Revista “Amargo”.
Transcribimos la versión publicada por la Empresa Editora Zig-Zag en 1969,
en una exclusiva tirada de sólo 497 ejemplares numerados e ilustrados por el
pintor Jaime Gonzáles.
EL PASO DEL RETORNO
A Raquel que me dijo un día:
“Cuando tú te alejas un solo
Instante, el tiempo y yo
Lloramos”
Yo soy ese que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanía de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cundo el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos
Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos clavados en la latura
Salí hacia mi destino
Oh mis buenos amigos
¿Me habéis reconocido?
He vivido una vida que no puede vivirse
Pero tú Poesía no me has abandonado un solo instante
Oh mis amigos aquí estoy
Vosotros sabés acaso lo que yo era
Pero nadie sabe lo que soy
El viento me hizo viento
La sombre me hizo sombra
El horizonte me hizo horizonte preparado a todo
La tarde me hizo tarde
Y el alba me hizo lba para cantar de nuevo
Oh poeta esos tremendos ojos
Ese andar de alma de acero y de bondad de mármol
Este es aquel que llegó al final del último camino
Y que vuelve quizás con otro paso
Hago al andar el ruido de la muerte
Y si mis ojos os dicen
Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido
¡Oh mis fantasmas! ¡Oh ms queridos espectros!
La noche ha dejado noche en mis cabellos
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?
Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Se hacen señas furtivas y hablan bajo:
Allí se acerca el buen amigo
El hombre de las distanias
Que viene fatigado de tanta muerte al hombro
De tanta vida en el pecho
Y busca donde para la noche
Heme aquí ante vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido de lejanías
Atrás quedaron los negros nubarrones
Los años de tinieblas en el antro olvidado
Traigo un alma lavada por el fuego
Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy parecido al universo
La Poesía me despejó el camino
Ya no hay banalidades en mi vida
¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?
Mis ojos dicen a aquellos que cayeron
Disparad contra mí vuestros dardos
Vengad en mí vuestras angustias
Vengad en mí vuestros fracasos
Yo soy invulnerable
He tomado mi sitio en el cielo como el silencio
Los siglos de la tierra me caen brazos
Yo soy amigos el viajero sin fin
Las alas de la enorme aventura
Batían entre inviernos y veranos
Mirad cómo suben estrellas en mi alma
Desde que he expulsado las serpientes del tiempo obscurecido
¿Cómo podremos entendernos?
Heme aquí de regreso de donde no se vuelve
Compasión de las olas y piedad de los astros
¡Cuánto tiempo perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba vuelta las páginas de los muertos
Sin tiempo sin espacio sin corazón sin sangre
El que andaba de un lado para el otro
Desesperado y solo en las tinieblas
Solo en el vacío
Como un perro que ladra hacia el fondo de un abismo
¡Oh vosotros! ¡Oh mis buenos amigos!
Los que habéis tocado mis manos
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos
¿Qué habéis contemplado?
Lo he perdido todo y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la ida que me corresponde
Ni montañas de fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al fin del mundo
Y ésta es la corona de sangre de la gran experiencia
La corona de regalo de mi estrella
¿En dónde estuve en dónde estoy?
Los árboles lloran un pájaro canta inconsolable
Decid ¿Quién es el muerto?