Carlos Aránguiz (1953-2021) un escritor en la Corte Suprema
«Un hombre no debería tener miedo a la muerte, debería tener miedo a no empezar nunca a vivir.» (Marco Aurelio)
Por Reynaldo Lacámara
Expresidente SECH
Me acabo de enterar de la muerte de Carlos Aránguiz.
Lo primero que vino a mis recuerdos fueron sus poemas y su faceta de escritor. Porque Carlos, además de su destacada carrera en el Poder Judicial, fue un creador prolífico, inquieto y cercano al ser humano.
El año 2007 tuve el privilegio de presentar (en Rancagua y Santiago) su libro “Defensa de Lot”. Un poemario que refleja, de manera certera, el profundo sentido humanista que impregnó su travesía y que lo sostuvo en sus desvelos.
Como todo creador, él supo de aquella pulsión insoslayable que nos mueve a buscar la belleza y entregarla como desafío a una humanidad herida, sufriente, pero también convocante en la tarea cotidiana de redibujar los espacios que nos toca habitar.
La tarea fundamental de un escritor no se reduce a lo estético como reproducción o alegoría de la existencia y sus matices, sino que se nutre y expresa desde la fundación de significados, y significantes, capaces de inaugurar un mundo que al mismo tiempo cobije y transforme a sus habitantes.
Es así como podemos entender, no sólo la obra literaria, sino la totalidad de la vida de Carlos Aránguiz.
Nada le era ajeno, mucho menos el sufrimiento de los otros o la injusticia. Así fue como su compromiso existencial le significó no solo incomprensiones, prejuicios o descalificaciones (incluso de sus propios pares). Fue un hombre que en un momento de su vida enfrentó una decisión crucial y la resolvió con las herramientas que tuvo en sus manos, la justicia y su dignidad. Esto motivó la reacción predilecta por los cobardes y sus acólitos, como es la amenaza de muerte, a causa de sus investigaciones como juez en el denominado Caso Coimas.
Fue un escritor siempre preocupado de los otros. Su cercanía con la Sociedad de Escritores de Chile fue parte de su identidad y afanes a lo largo de toda su vida. Fue uno de los fundadores de la Filial Rancagua de la SECH.
Carlos contribuyó activamente para que nuestra Sociedad de Escritores trajera a Ernesto Cardenal a Chile.
La creación de la revista de cultura y difusión literaria, a nivel latinoamericano, “Francachela” es otro de sus legados a reconocer y rescatar.
En estos tiempos, difíciles y desafiantes, la partida de un hombre como Carlos, nos hace reconocer la urgencia de instalar, individual y socialmente, el valor de coherencia y la centralidad de lo humano por sobre todo lo demás.
Me quedo con la alegría, y el honor, de haber compartido su amistad, la de un escritor como pocos…la de un hombre bueno y decente, también como pocos.