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Alegoría del escritor Óscar Barrientos Bradasic

Hemos señalado en reiteradas oportunidades que una de las mayores dificultades para un cronista literario es referirse a un amigo escritor. Porque ¿Cómo se hace para despojarse de lo subjetivo, de los recuerdos, de las emociones y adquirir la capacidad para presentar, apelando a elementos puramente objetivos, la obra escritural de quien conocemos como si fuera un hermano?

Es lo que nos ocurre en este momento. Porque al hacer una semblanza de nuestro querido amigo Óscar Andrés Barrientos Bradasic, (1974) resulta inevitable recurrir a la memoria y situarnos a comienzos del año 2000, cuando retornábamos a nuestra ciudad con el propósito de establecernos definitivamente en el austro, luego de un periplo de doce años en Santiago.

En este retorno encontramos a Óscar Barrientos, que hacía lo propio, luego de una larga estadía en la ciudad de Valdivia, en cuya Universidad Austral se había titulado con honores como profesor de castellano, y además, ostentaba el grado de Magister en Filología con mención en Literatura Hispánica.

Desde un comienzo nos sorprendimos de la erudición que desplegaba el joven académico. Barrientos Bradasic no sólo hablaba con propiedad de autores y libros. Se explayaba a la medida sobre temas históricos, discusiones filosóficas o conversaciones mundanas. Nada escapaba a su atención. Para ese entonces, ya era un escritor con varias obras publicadas: los volúmenes de versos “Espada y Taberna”, (1988) “Mi ropero es un mar sombrío” (1990) y el conjunto de relatos “La ira y la abundancia” (1997).

Además, había sido reconocido con importantes distinciones como el Premio María Cristina Ursic de poesía en 1988; el Galardón de Poesía a la inmigración yugoslava en Magallanes en 1990 y el Premio Municipal Fernando Santiván, entregado por la Ilustre Municipalidad de Valdivia en 1998.

Por si fuera poco, Barrientos poseía el record de ser el escritor más joven en publicar sus primeros libros en la historia literaria de Magallanes. En efecto. “Espada y Taberna” impreso en Eolírica ediciones, vio la luz cuando su autor acababa de cumplir catorce años; mientras que, para cuando Atelí editó en 1990, el texto “Mi ropero es un mar sombrío”, Barrientos transitaba recién, las dieciséis temporadas de vida. Es bueno destacar, que “La ira y la abundancia” fue publicado en Santiago, por Mosquito comunicaciones, cuando su autor apenas se empinaba en los veintitrés años.

Y como si con esto no bastara, ya en esa época era reconocido en el plano académico. En paralelo a su actividad docente había fundado el grupo literario “Mangosta”, la revista de cultura “Ciudad Circular” y se daba el lujo de escribir para revistas especializadas, tanto nacionales como extranjeras.

Es evidente que puede resultar hasta intimidante encontrarse con un sujeto de tan vasto currículum. Nada de aquello percibimos cuando departimos con Óscar Barrientos. Para sorpresa nuestra encontramos a un intelectual modesto, desprovisto de vanidad, que gustaba compartir sus sueños y hablar con los demás de sus proyectos literarios. Vivíamos los primeros años del siglo veintiuno, y este escritor puntarenense se aprestaba a iniciar una saga narrativa que marcaría para siempre la historia literaria de Magallanes.

Surgimiento de Puerto Peregrino. Aparece Aníbal Saratoga.

En diciembre de 2002, la Editorial Cuarto Propio publicaba un  libro de quince cuentos de Óscar Barrientos titulado: “El diccionario de las veletas y otros relatos portuarios”. Esta obra fue posible a una Beca de Creación Literaria del Fondo del Libro. En ese momento nadie imaginaba que este volumen sería la carta de presentación de una producción bibliográfica que en los siguientes dieciséis años incluiría a otros cuatro libros de cuentos,  cuatro novelas, dos nuevos poemarios y hasta un libro de comics.

El poeta y narrador Guido Eytel (1945-2018) escribió: “Hemos estado con Oscar Barrientos en este Puerto Libro, parecido a todos los puertos, pero único en la portuaria nacional por su lenguaje cuidado, su enciclopedia funambulesca y su galería de personajes cotidianos y extravagantes a la vez, esos que andan por ahí”. En tanto, el poeta y crítico literario, Alejandro Zambra, en su columna habitual del diario Las Últimas Noticias, de 14 de mayo de 2003, puntualizó algunos elementos que nos parecen de suma consideración, si se quiere lograr una comprensión global de la obra del autor puntarenense.

“Consecuente con la profunda rareza de su proyecto, el autor –que ya había sorprendido a unos cuantos lectores con “La ira y la abundancia”, obra tremendamente original y despercudida- crea una mitología ad hoc y un mundo que entremezcla paisajes reales y literarios: Borges, Cervantes, Melville, Conrad, Cendrars, Huidobro y, quizás, Álvaro Mutis, se hallan, de un modo u otro, homenajeados en estos relatos, aunque hay que aclarar que Barrientos no cae en el culto epigonal o esnob de los literatos y que, por cierto, las referencias librescas buscan, siempre, ese punto en que es difícil deslindar el arte de la vida. Así, el narrador es un viajero impenitente que finalmente termina por asentarse en Puerto Peregrino, donde frecuenta la amistad y la complicidad del poeta Aníbal Saratoga (autor de “versos desgarrados, pero también de un escepticismo a veces demasiado rotundo”), el finísimo marqués Erasmo de la Gleba o Arístides Mendoza, un periodista deportivo retirado que en su juventud fue un promisorio boxeador”.

Para el 2004 Barrientos Bradasic nos entregó en abril, uno de sus libros más personales y queridos, el poemario “Égloga de los cántaros sucios”. El texto, impreso por ediciones El Kultrún en Valdivia, incorpora fotografías del periodista Rafael Cheuquelaf y, es, como observa el escritor Tomás Harris, “un río en que vara la historia”. De aquella obra, el poeta Aristóteles España (1955-2011) hizo un minucioso análisis:

“Ahora nos sorprende (Barrientos) con “La Égloga de los Cántaros Sucios”, un extenso poema al Río de las Minas que atraviesa esa austral ciudad y que en el texto adquiere un halo metafísico como suelen producirlos los artistas con los objetos o seres que cobran vida en el territorio de las palabras, con la magia de la invención”.

“La Égloga de Óscar Barrientos tiene elementos de la épica y su lectura constituye todo un desafío pues el autor inserta un ámbito lleno de melancolía y tristeza, a medida que va invitando a su río a personajes de la historia, la literatura y también al mundo ciudadano que lo observa cotidianamente en sus paseos por la calle Bories, la principal arteria puntarenense donde el Río de las Minas juega al misterio”.

En noviembre de 2004, Óscar Barrientos estrenó el volumen “Cuentos para murciélagos tristes”, compuesto de once narraciones breves, texto que confirma lo que se presumía, luego de la aparición de “El diccionario de las veletas…” El autor había encontrado su escenario creativo, articulado en torno a la edificación de una ciudad ficticia como Puerto Peregrino, cuyo protagonista principal, el poeta dipsómano Aníbal Saratoga, se encargaba de narrar en primera persona y en tiempo pasado, las más insólitas historias.

Su trabajo literario, que lo diferenciaba claramente de otros autores de su generación, exhibía además un profundo dominio y tratamiento del idioma castellano, recargado de barroquismos y de neologismos, que obligaba al lector a realizar un mayor esfuerzo para interpretar la propuesta estética y estilística que proponía la narrativa de Barrientos.

A nuestro entender, Puerto Peregrino alcanza su plena madurez con el nuevo volumen de relatos, “Remoto navío con forma de ciudad”, que al igual que los conjuntos anteriores, fue editado por Cuarto Propio, esta vez en noviembre de 2006. El Premio Nacional de Literatura, José Miguel Varas, se refirió en elogiosos términos a la publicación:

“(…) representa un intento original y audaz, tal vez único en Chile, de operar la transfiguración poética de cierta realidad no en uno o más poemas sino en una prolongada serie de narraciones en prosa, en las que el autor conjura imágenes literarias de notable solidez, en un clima onírico, a ratos brumoso, que nos evoca las literaturas nórdicas”.

“Y si hay literatura nórdica, ¿no podría haber literatura súrdica? Hay correspondencia de paralelos en hemisferios contrarios. ¿Por qué no podría surgir de ella una correspondencia espiritual? ¿Por qué no paralelos literarios? En todo caso, por su riqueza imaginativa y su fuerza de evocación, la que hace Óscar Barrientos Bradasic es una literatura única en Chile, tal vez lejanamente emparentada con el “imaginismo” de Salvador Reyes y de Luis Enrique Délano, pero se diferencia de aquella y en definitiva, creemos que sólo podía surgir en la lejanía austral”.

Por ese entonces, el creador de Puerto Peregrino emprendía viaje a la Universidad de Salamanca, en España, célebre institución de educación superior, que le otorgaría el grado de Doctor en Educación.

Óscar Barrientos editó en 2009 la primera de sus cuatro novelas: “El viento es un país que se fue”, texto en que se percibe, por la forma en que discurre la trama narrativa, la influencia ejercida en el autor por la obra de Jorge Luis Borges (1899-1986).

Nos parece también, que Barrientos recurre en sus siguientes producciones de largo aliento, “Quimera de nariz larga” (2011); “Carabela portuguesa” (2013), a una readecuación de Puerto Peregrino en torno a temáticas de actualidad, entre otras ideas, la antigua discusión sobre la fundación de un ministerio del mar, que por supuesto, será realidad en aquel enclave marítimo.

Óscar Barrientos tuvo un fructífero 2014 al publicar tres nuevos textos de diversa factura; el libro de crónicas “El barco de los esqueletos”, en que analiza el misterio del buque “Marlborough”, encontrado en el estrecho de Magallanes, con decenas de cadáveres, en 1913; el texto de poemas “Rémora en tinta”, que en palabras de su autor, es una obra “cuyo punto de partida es una noticia llamativa. Las rémoras son peces comensales, que se adosan a un pez más grande cuando está comiendo, y estos poemas, del mismo modo, se van alimentando de los discursos periodísticos”.

Varias de estas ideas transgresoras se plasman más tarde en el libro de comics “Los fantasmas del viento”, bello trabajo visual en que Barrientos construye el guión, secundado por los creadores Cristián Escobar, Mirko Vukasovic, Sergio Lantadilla y Carlos Labbé, que aportan distintos elementos y recursos, para una producción de elevada factura.

Importantes autores y críticos de la literatura nacional han emitido novedosos comentarios para valorar la obra del escritor magallánico. Al respecto, Juan Mihovilovich ha señalado que: “Óscar Barrientos ha redescubierto un universo trastornado, imaginativo, desfachatado, hilarante a ratos y ha colocado en el centro de su narrativa actual a una Patagonia desconocida, la que subyace tras el mundo cotidiano y que, no obstante, toma, precisamente de esa realidad, sus elementos dispares y erige un monumento literario potente y renovado”.

A su vez, el propio Óscar Barrientos, en una entrevista reciente concedida a Joaquín Escobar, la cual fue publicada en el sitio Cine y Literatura, nos entrega algunas claves para aproximarnos a su literatura y confiesa:

“Puerto Peregrino es una ciudad que nace desde el apetito de la fundación, donde la épica y el mito todavía tienen una función en su imaginario, transformándose en algo cotidiano. Además, estamos hablando de una ciudad meridional, extrema, en la cual aparecen personajes sumamente excéntricos, que apuestan por causas desbordadas, como el poeta Aníbal Saratoga, que tiene en cierta medida la función de ser escudero que habita poéticamente el mundo desde su propia nostalgia. A su vez, Puerto Peregrino es un lugar en donde chocan la ciudad vieja y la moderna, acá podemos observar esa contradicción vital”.

“Desde niño tuve interés por las novelas de aventuras, por lo mismo, me puse a escribir textos en esa dirección. Sin embargo, Óscar Galindo, un profesor al que recuerdo con gran cariño, me dijo que yo podía dosificar ese influjo de la novela naviera en formatos más contemporáneos. Lo que me interesa es la novela como puente de conexiones, la novela puede funcionar como una articulación de esas obsesiones. Un tiempo estuve obsesionado con las cartas náuticas antiguas, con esta mezcla de geografía, monstruos, dragones y sirenas. Me interesa rescatar la bitácora y el diario de navegación, pero no desde lo solemne si no desde el humor. Saratoga es un tipo que se ríe mucho de sí mismo”.

“A mí me interesa que la novela funcione como una caja de resonancia donde puedan convivir el género gótico con el detectivesco y con el de fantasía, que haya una hibridez: me interesa fabricar peligro narrativo. Tengo la certeza de que Asimov y Alejandro Dumas, pueden convivir. En esto, yo no hago concesiones, trato de que el universo que he creado sea coherente con sus propias leyes, es decir, me interesa hacer literatura política desde el delirio”.

Todo parece indicar que Barrientos Bradasic aún no ha encontrado su techo. El año 2014 recibió el Premio Nacional de Narrativa y Crónica Francisco Coloane. En 2015, se convirtió en el primer escritor chileno en ser galardonado con el Premio Iberoamericano Julio Cortázar y en 2018 obtuvo el Premio a la Trayectoria Poética Fundación Pablo Neruda.

Ese mismo año 2018 nos brindó dos trabajos notables. Un nuevo libro de cuentos, “Paganas patagonias” que fue publicado por Editorial Lom, texto que precedió al acierto de Emecé Cruz del Sur; en septiembre se realizó con el nombre de “Saratoga”, una impresión en un solo volumen de las cuatro novelas que conforman Puerto Peregrino: “El viento es un país que se fue”; “Quimera de nariz larga”; “Carabela portuguesa” y la narración inédita denominada “Dos ataúdes”.

Amplia labor de difusión cultural.

No podemos dejar de mencionar la enorme actividad de divulgación literaria desarrollada por Óscar Barrientos.

En una crónica anterior, nos referimos al poco conocimiento que existe de su correcta gestión al frente de la Sociedad de Escritores de Chile, filial Magallanes.

Barrientos ha demostrado poseer una gran capacidad organizativa. Lo demuestra la celebración de variados eventos culturales y literarios. En esta ocasión, recordamos dos mega encuentros efectuados en 2004 y 2006.

El primero de ellos, nació como una manera de conmemorar los veinte años de la realización en Punta Arenas, del Segundo Encuentro Nacional de Escritores de Magallanes, en 1982. En esa oportunidad, se organizó bajo la figura de la “Agrupación Patagonia Escrita”, entidad liderada por Óscar Barrientos y Christian Formoso, un Encuentro de Escritores en donde se llevó a efecto un gran homenaje al poeta y profesor Marino Muñoz Lagos. Recordemos que sólo unos meses antes, esta agrupación consiguió traer al austro al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020).

Y el 2006 con el nombre de “La lengua vieja, las ideas nuevas” se concretó un proyecto ejecutado en Punta Arenas, ideado con el propósito de resaltar las figuras de Miguel de Cervantes y Gabriela Mistral que contó con la participación de más de veinte autores, entre ellos a renombrados escritores como Ramón Díaz Eterovic y Guido Eytel y tres Premios Nacionales de Literatura: Jorge Edwards (1994); Raúl Zurita (2000); y José Miguel Varas (2006)…

Óscar Barrientos Bradasic es académico y actual Director de la Editorial de la Universidad de Magallanes.

Víctor Hernández

Presidente

Filial Magallanes

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