Fe pública y refundaciones
Y adonde no habían dineros para el manotazo habían firmas truchas ante un notario fallecido, enfermedades falsas y estupidez y tontera, -aunque habría que seguir averiguando en ambos casos- que provocan un tremendo daño no a la “intachable” Lista del Pueblo de la Constituyente, sino al Pueblo de Chile en su conjunto que, ya no puede creer en sus alcaldes, estos neo señores feudales heredados de la dictadura y de una constitución a la medida, que inventaron la forma de sacar dineros de todos sin riesgos y sin rendir cuentas a nadie; tampoco nuestro Pueblo de Chile puede dar fe del comportamiento de sus parlamentarios que se financiaban campañas políticas, -y vaya a saberse que más- con platas ilegales de grandes empresas que fueran saqueadas al Estado de Chile, sumado a ello la aprobación bajo estímulos en constante y sonante de leyes “intocables” hasta hoy favoreciendo a grandes empresas y oligopolios; y seguimos, cómo creer en los generales de nuestras gloriosas instituciones armadas y de orden gastando en su provecho como jeques árabes el dinero de todos nuevamente, dineros reservados, secretos, de la defensa nacional y el orden ocupados más bien en la indefensión nacional y el desorden; multimillonarios que se vacunan cuando se les da la gana pasando por arriba de todos, o coludidos para arrancarnos del bolsillo hasta el último peso, insatisfechos tal vez con las subvenciones estatales (dinero de todos nuevamente) que reciben año a año en religioso silencio; y ya que estamos, ni la santa madre se libra de este festival de prácticas corruptas y decadentes, que cuesta explicar humana y sociológicamente su motivo.
Qué pasa en nuestro Chile, qué es de nuestros austeros empresarios, de nuestros generales de lujo como el general Schneider y Carlos Prats, de sacerdotes como Camilo Henríquez y el padre Hurtado, será que el viento se los llevó y que junto con la nuevas tecnologías productivas y la abundancia neoliberal se relajó el esfínter de la ética, o que junto a este “auge” necesariamente viene adosada la corruptela. Y no es que esta abundancia les llegue a todos, lo sabemos, nuestro Chile es de los países más desiguales del planeta, es decir, el ochenta por ciento de nuestros habitantes vive al tres y al cuatro, clase media se ha dado en llamarlos ahora, pero es un decir y lo sabemos, viven montados en la bicicleta de una tarjeta a otra, y claro, adonde no hay, ni modo pegar el manotazo, sería al aire, que si tuvieran la oportunidad, vaya a saberse, por lo pronto sus espurios representantes padecen enfermedades imaginarias, llenan de vitalidad a notarios muertos, y despegar de este ochenta por ciento a un quintil superior es tarea prácticamente imposible, porque esa movilidad social no existe, sólo cartas marcadas que, los narcos sabiéndolo corren el riesgo por el tiempo que sea, total de ahí no los sacaba nadie.
En todo caso, un nuevo pacto social, una nueva carta magna está en ciernes, ganada valientemente por el Pueblo de Chile en la calle, con destrozos, saqueos, vandalismo…cierto, todo eso es cierto, sin entrar a considerar cuanto colaboraron las fuerzas del orden en estos resultados, por acción u omisión, todo un enigma que queda pendiente, pero ganada valientemente por el Pueblo de Chile con altísimos costos, años de cárcel preventiva sin juicio, cerca de seiscientos ojos perdidos, apaleos, atropellos, los vimos en las imágenes…fue el altísimo costo que hoy se quisiera desconocer, como si el acuerdo parlamentario del 15 de noviembre de 2019 fuera el motor de esta Constituyente en marcha, restándole valor a la movilización social que lo hizo posible. Convengamos, ni con millones de firmas enviadas al ejecutivo y al parlamento se hubiera conseguido esta Convención Constituyente en marcha, mas bien el acuerdo parlamentario del 15 de noviembre salvó a Piñera y al sistema, parlamentarios incluidos, que se desplomaba de un momento a otro.
El entusiasmo, la numinosidad de la revuelta desató una creatividad memorable, poesía, baile, pinturas, arte…un pueblo liberándose de la opresión de 47 años de prolongados abusos, 17 de dictadura y 30 de gobiernos post dictatoriales con sus “invisibles” o “invisibilizadas” zonas grises, de dulce y agraz, nuevas carreteras cierto, pagadas diez veces a los concesionarios y sin mejora alguna hasta ahora, nuevas líneas de metro, claro, con valores de pasajes exorbitantes, bueno, precisamente por aquí partió la revuelta, leyes laxas, permisivas con la evasión y la elusión de impuestos, con las colusiones de precios, con ampliar sin límites la participación de mercado, sin resguardos a las prácticas monopólicas y oligopólicas, inaugurando la corrupción pública y masiva con el caso MOP GATE de sobresueldos con sobornos, qué me dice…quedarnos sin medios de comunicación ni prensa, amarrados de pies y manos, y pensado para largo tiempo, privatizaciones sin consideración del bien común y seguro con estímulos bajo cuerda que desconocemos y que seguro desconoceremos si alguien no lo cuenta…
En fin, el único Chile refundado efectivamente es el de la dictadura, para el festival de Viña del Mar que siguió al golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, específicamente en febrero de 1974, y es este Chile que hemos mostrado aquí, sustentado previamente por los campos de concentración, Estadio Nacional, Isla Dawson, Ritoque, Chacabuco, Pisagua…sustentado en los buques Lebu, Maipo y la misma Esmeralda…, las casas de tortura y desaparición como Londres 38, la villa Grimaldi, la Venda Sexi, Domingo Cañas…, la casa de exterminio y borrado de huellas y facciones con soplete de calle Simón Bolívar…montajes de enfrentamientos criminales, degollados…
Hoy, una Convención Constituyente elegida democráticamente tiene a su cargo la redacción de una nueva Constitución, cuya misión precisamente es la de reconstruir la fractura social perpetrada por la dictadura, recuperar el imaginario, la historia guardada en el arte y la arquitectura de la República, en el entramado social, en los relatos desde Alberto Blest Gana a Manuel Rojas, Francisco Coloane, Alberto Romero, María Luisa Bombal, Marta Brunet, Fernando Alegría, Carlos Droguett y José Donoso entre muchos otros, la poesía de Carlos Pezoa Véliz a Gabriela Mistral, Díaz Casanueva, Huidobro, De Rokha, Neruda, Enrique Lihn, Omar Lara y Elicura Chihuailaf, recuperar la dignidad y la memoria, su relato, las legítimas aspiraciones de un pueblo que sale a las calles para ser artífice de su propio destino.
Roberto Rivera Vicencio
Presidente
Sociedad de Escritores de Chile