CARTÓN DE MATISSE
Mi corazón mediterráneo
no interrumpe la melena gris del muelle,
mi ansiedad absorbe, delirante,
la aurora medicinal del viento.
Corona la herradura de la bahía
la esquila milenaria de las nubes;
las olas borrachas de inmensidad,
cantan destrenzadas.
Como la gaviota del barco muerto,
salgo de lo azul y prolongo
la palabra blanca en la arena.
Mi rostro de canción no se entiende,
y mi tiempo está abrazado
de caminos en circunferencia,
como una impiedad poseída del espíritu celeste.
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)